viernes, 25 de junio de 2010

DÍA 94 - MEMORIAS

Queridos lectores;

¿Cruzariamos, cielo en raso y oscuro, un angosto desierto aún sabiendo lo que nos espera al otro lado?

Quizás todos crean que un recuerdo debe ser del pasado, pero yo afirmo con la seguridad con la que afirmo que amanece cada día, que poseo recuerdos de un futuro cercano. Un futuro que quizá tachariamos de incierto o esperanzador, pero es un recuerdo que hace a mi corazón estremecerse como una pelota en manos del mas inocente niño juguetón.

A veces, cuando me miro al espejo, no veo el reflejo de lo que soy... sino, la sombra de lo que me gustaría ser en un futuro. Una brillante silueta, que alberga tanta esperanza que me hace aferrarme a ella aún cuando las luces de mi alrededor están apagadas, y las ventanas y puertas parecen sólo una vaga pintura en la pared. Quizá por todo esto, lo que mas hago es buscar mi reflejo allá donde voy. Admito abatirme, llorar, soñar, enamorarme, disfrutar e incluso odiar con gran intensidad y fuerza, que puedo parecer siempre algo que no soy. Pero ¿le diríamos a un árbol que no debe crecer fuerte y frondoso? ¿Alguien seria capaz de impedir el flujo del río, a sabiendas que tarde o temprano encontraría la forma de salir adelante y seguir siendo tal y como es?... pues así me siento, ¿de qué sirve que me obligue a ser algo que sólo impide el transcurso de mi vida?

Hay días que me pregunto, ¿qué hubiera sido de mi si no hubiera recorrido todo este camino? ¿Sería mejor o peor persona?

Me viene a la cabeza, el primer beso que me estremeció, que me hizo temblar. Un beso que incluso ahora al recordarlo me hace llorar con cierta calidez, como un rayo de Sol tocando mi piel, y me hace sentirme tan nervioso como en aquel preciso momento, en que sus labios tocaron los mios.

En días grises, incluso pienso en el daño que he sufrido a lo largo de mi vida, pero me paro en seco, y me quedo contemplando el cielo, intentando dibujar formas con la mente... Me siento como el artista, que agobiado buscando la inspiración, encuentra paz interna cuando mira el colorido lienzo, al fin terminado. Siento mi mente en calma dibujando esas formas, buscando mi reflejo en la eternidad del cielo, y ver esperanzado la calma de mi corazón y el equilibrio en mi mente.

A lo largo de muchos años, he sentido todo tipo de pérdidas, y siempre me convencía de mi propia fuerza para encarar un incierto y juguetón futuro... y nunca dejaré de hacerlo. Pero creo que debo admitir, que la pérdida de sentimientos, tener que vaciar mi corazón, como quien vacía un cubo de agua caliente, dejando el cubo desnudo ante todo lo exterior, es quizá lo mas doloroso y costoso que puedo afrontar. Pero a veces, pienso que si viviera en la antigua Grecia, donde todo era atribuido a su mitología, sin lugar a dudas, se podría decir que soy un hijo de Afrodita, pues no puedo vivir sin el cálido sentimiento del afecto ni el amor. Puedo ignorar lo que me dice mi corazón, acallar sus gritos y lamentos. Pero sería una traición a mi mismo, decir que nunca siento nada por nadie. Al igual que me encuentro ahora, abrazado por esa misma calidez... pero, es una calidez que se ve bastante perturbada, como una melodiosa sinfonía que no se interpreta bien, formando un estruendo y un caos en las cabezas de aquel que lo oye.

Entonces, vuelvo a plantear mi pregunta del principio, ¿Cruzaríamos, cielo en raso y oscuro, un angosto desierto aún sabiendo lo que nos espera al otro lado?... busco su respuesta, respuesta que no me haga dudar ni tan siquiera un breve instante.

Un beso a todos y todas.

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