lunes, 12 de julio de 2010

DÍA 95 - DIVAGACIONES

Queridos lectores;

¿Por qué?... ¿por qué no puedo dejar de pensar? ¿Por qué se me hace tan difícil respirar algunos momentos? ¿Por qué cuando todo el mundo está feliz, de celebración y emocionado... yo solo tengo ganas de gritar y llorar?... No lo entiendo... Me resulta tan incomprensible como el resultado de la suma de las gravedades planetarias, divido por la energía fotovoltáica y multiplicado por la cantidad de segundos que vivimos en una vida...

Siento que no estoy dando los pasos correctos, que cada cambio de decisión empeora aún mas las cosas. Que la incertidumbre me produce tal confusión, que bien podría decirse que padezco de algún tipo de trastorno psicológico-emocional, arraigado en el recuerdo o la parte cerebral de la comprensión.

Siento sinceramente, que debo pedir muchisimas disculpas, pero también que me merezco otras tantas más. Pero... ¿quién soy yo para determinar tales cosas? Realmente, hoy me he dado cuenta que me estoy equivocando con unos nuevos amigos, y eso creo que empeora muchas cosas tanto para mi como para ellos. No quiero hacer daño a nadie, ni que nadie se sienta mal o desdichado por mis tonterías o mis errores... pero, me cuesta mucho no desear tantísimas cosas, o querer ser simplemente yo mismo. No siempre puedo ser yo mismo, y no me molesta para nada no poder serlo... me molesta que al serlo cometa errores absurdos e inútiles. Y se lo que debo hacer, pero me preocupa el tipo de consecuencias que puedan traer. Son personas de gran corazón y no se lo merecen.

También creo que hay alguien que me debe muchisimas disculpas por cierto comportamiento de un par de meses, y en concreto ultimas semanas. Pero, es algo que esa persona debe darse cuenta por si sola. Lo que NO quiero encontrarme son comentarios, ni escuchar cosas por personas ajenas, que lo único que consiguen, es agravar la situación. Opino que la madurez se demostraría perfectamente en reconocer los propios errores, y luchar por enmendarlos, sin esperar a que la otra persona te de la aprobación que necesitas, o la explicación que exiges.

... y aún con todo, me siento un completo gilipollas. Gilipollas por perseguir algo que sabia era imposible, gilipollas por ser tan ciego como para dejar pasar por alto señales tan sumamente claras. Gilipollas, por sentir mi corazón semi-roto por alguien que realmente ni lo merece, ni da cavidad a que ocurra. ¿Realmente podemos aprender de algo de lo que vivimos?... respuesta clara, concisa y corta... NO.

De verdad... solo quiero comprender qué me pasa, y porqué me siento así. Pero son respuestas que no voy a encontrar ni aquí, ni ahora.

Un beso a todos y todas.

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