lunes, 29 de septiembre de 2008

DÍA 23 - MIRO AL HORIZONTE EN BUSCA DE RESPUESTAS

Queridos lectores;

Bueno, creo que el título de la entrada, y la foto lo dice todo. Si, miro hacia el horizonte (aunque en Tomelloso cueste hacer eso debido a que solo se ve siempre lo mismo, campo, laderas, o industrias…) en busca de las respuestas que necesito. Las respuestas que desde hace algún tiempo me rondan por la cabeza. Busco las respuestas a esas preguntas que alguna vez en la vida de toda persona surgen. Quizá en algún lugar de ese infinito horizonte, se encuentre la respuesta, ahí esperando a ser comprendida, a ser tomada para resolver las dudas de la persona dispuesta a todo para encontrarlas.

Quizá siempre fuera más fácil dejarnos ayudar, siempre alguien que haya encontrado ya esas soluciones puede aportar un concepto aproximado de lo que se busca en realidad. Pero donde se encontraría la satisfacción de encontrar las respuestas por tu propio pie, donde estaría la sensación de pleno orgullo, cuando hemos conseguido algo que se nos ponía tan difícil, la pregunta ante todo este enigma, es ¿cuánto tiempo se tardaría en llegar a esas respuestas?... sinceramente, ni lo sé ni me importa, tan solo deseo que aunque tarde años, encontrar esa respuesta y que sea la respuesta correcta.

Pero… ¿dónde buscar?..., ni me lo planteo ni me interesa el lugar, modo, situación, circunstancias, ni quien me acompañe en el momento en el que la encuentre. Porque, es mi meta, es un recorrido interno que sigo por y para mi, y todo lo demás, son solo las pequeñeces de la vida, son los avatares que hacen de ese enigma un misterio, un logro personal tan grande, que la sensación de imaginarlo, resulta tan difícil, que nunca llegas a ninguna sensación previa.

Que compleja la mente humana, a veces cuando creemos que lo sabemos todo sobre nosotros mismos (para qué irnos más allá, que mejor ejemplo que la vida propia), nos llega alguna sorpresa que nunca creímos que pasaría. Nos pasan infinidad de emociones en ese momento, que nos sentimos perdidos mirándonos al espejo… pero ¿cómo adivinar lo que somos, lo que sentimos, o mejor dicho, lo que seremos, lo que sentiremos y como no, lo que viviremos?...

A veces necesitamos llenar de plenitud nuestro yo interior, no para sentirnos mejor, sino para aprender a tomar las decisiones que nos circundan sin miedo a equivocarnos, sin miedo a dar un paso con temor de saltar una roca que no vimos y de la que no nos dimos cuenta, en definitiva, caminar de frente, sin perdernos nada de lo que dejamos atrás, ahí es donde reside la plenitud que en nuestro interior buscamos… tan fácil como intentar reconocer esa necesidad y esa meta interna que nos surge cuando empezamos a razonar dejando a un lado las emociones…

Sin nada más que añadir, que la duda de… “¿Me habré dejado algo atrás que me haya perdido?”, mi razón me dice que sí. “¿He cometido algún error que yo mismo creé buscando la plenitud?”, mi corazón me dice que siempre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario